Mientras tanto, Helena estaba con Darío, en su habitación para enseñarle a leer, ya que notaba que estaba muy emocionado al escuchar leer a la chica e igual notar como le ayudaba a escribir.
- Hermana eres increíble – opino mientras miraba atentamente como ella le enseñaba la manera correcta de sujetar la pluma y humedecerla con la tinta para poder escribir.
- Es solo cuestión de practica y que estes comprometido con el aprendizaje.
- Si lo estoy, yo en verdad deseo aprender – menciono feliz.
- ¿Puedo saber la razón?
- Veras mi hermano siempre que tiene chance me lee y me gusta imaginar lo que escucho y siempre me ha llevado a lugares mágicos – explico – y ahora yo viajare a todos esos lugares por mi cuenta en el momento que desee.
- Comparto el sentimiento, la lectura nos transporta a un mundo increíble y a veces nos ayuda a conocer lugares que no conocemos e igual aprendemos mucho de ellos - menciono ella sonriendo.
- Exacto – dijo feliz – am hermana…
- Puedes llamarme por mi nombre