- Cierto ¿y a que debemos su visita? - pregunto Antonio, a ver a la pareja estar mimando a Zeus, donde no pudo evitar reírse a carcajadas al ver que el felino lo derribo y despeino.
- Creo que lo obvio era dar la noticia de mi segundo embarazo, pero igual venimos a la fiesta de mañana – indico divertido Darío – porque sinceramente extraño los dulces de Anabel.
- Cierto, con tantas emociones olvide nuestro cumpleaños - dijo Alejandro.
- Mentiroso, si no parabas de preguntar sobre que nos habrían preparado nuestros padres y que manjares nos esperarían – se quejó Jenny, delatándolo.
- Sh… ¡Jenny! - le reclamo el pelinegro, causando las risas de todos.
- Por eso son un trio de mimados - dijo Fernando, entrando al salón.
- ¡Abuelo! – le saludo alegre Eduardo, corriendo a abrazarlo con una gran sonrisa; aunque esas palabras le provocaron un tic en el ojo al mayor, a la vez el mayor miraba con odio a Antonio, ya que él fue el culpable.
- ¿Por qué me vez así? a él le nació llamarte así – indi