capítulo 25: Mi esposa, mi esposo.
Despierto con la sensación tibia del recuerdo de la noche anterior pegada a mi piel, como si aún llevara el aroma de los libros, las luces cálidas de la librería y los labios de Antonio rozando los míos cuando volvimos a casa, y su piel y mi piel entrelazadas. Hoy se levantó antes que yo, porque tenía trabajo que hacer en la editorial con la que esta trabajando en sus libros.
Una risita de emoción sale de mis labios, no dejo de pensar en el evento, que por cierto había sido un éxito, pero más que eso, ha sido… nuestro.
Una parte de mí aún no puede creer que alguien piense en mí de esa manera, al punto de hacer algo tan especial e importante para mí. La sección de poesía dedicada a mí, como si mi nombre pudiera abrazar versos.
Mientras preparo café, reviso las fotos que tomé en la librería: Antonio ayudando a Adela quien se ve muy feliz, las personas que fueron hojeando libros con una sonrisa tranquila, concentrados en las páginas de los libros… y al fondo, casi invisible pero in