Capítulo 9: Amigos.
Después de haber admitido que me pasaba casi lo mismo que a él, nos quedamos en silencio, un silencio largo e incómodo y con nuestras miradas fijas, la una en la del otro, y con el tazón de chocolate a medio terminar, casi frío.
— ¿Debería ir a hervir más agua? –pregunto de repente,y nos quedamos en silencio nuevamente. Un silencio solo interrumpido por la torrencial lluvia y nuestras respiraciones.
—¿Lo sentiste? —me pregunta rompiendo el silencio por fin y apartando su mirada de mí. Se desordena su pelo castaño medio ondulado y me ve a los ojos. En su mirada hay un brillo especial. Yo asiento, sin poder negarlo, con mi cabeza, como hechizada por su mirada que me traspasa hasta el alma. Se vuelve a sentar revolviéndose el pelo nuevamente y quitando su mirada de mí otra vez. Mientras yo desecho la idea de ir a hervir más agua.
—Sí, pero eso no quiere decir que nosotros vayamos a tener algo, no quiero que…
—No te preocupes; sólo te pido un favor. —Eleva su mirada al techo de m