POV DE KIRA
La puerta no solo se abrió; sangró al abrirse, una invasión lenta y silenciosa de nuestro espacio más privado. Y allí estaba ella: Delilah, de pie en el umbral como si fuera dueña del aire mismo que respirábamos. Sus ojos, demasiado brillantes y demasiado conscientes, recorrieron la habitación, y una pequeña sonrisa burlona se formó en sus labios. El miedo que venía de nuestras pesadillas compartidas se solidificó en mi estómago como una piedra fría y dura. Esto no era un sueño. Era real, y ella estaba aquí.
Mi ira, una olla hirviendo que llevaba burbujeando desde que desperté, finalmente explotó.
—¿Qué derecho tienes a entrar a mi dormitorio? —escupí las palabras, afiladas y ardientes.
La sonrisa de Delilah solo se ensanchó. Dio un paso deliberado hacia adentro, moviéndose con una gracia inquietante.
—Mis disculpas, Alfas —dijo con una voz dulce como veneno. Inclinó la cabeza en una reverencia lenta y exagerada, tan obviamente burlona que me hizo estremecer. No había resp