PUNTO DE VISTA DE KIRA
Después de la amenaza vacía de Korra, intenté no pensar más en sus palabras. Pero seguían resonando en lo más profundo de mí. Rechaza la oferta de Simeon o te haré vivir el infierno. Aún podía oír su voz: aguda, fría, llena de veneno. Conocía demasiado bien a mi hermana como para tomar sus amenazas a la ligera, y aun así me negué a dejar que viera miedo en mí. Ya había enfrentado cosas mucho peores que su amargura. Aun así, la punzada seguía ahí, clavada en mi pecho.
Las sirvientas regresaron poco después de que ella se fuera, y me obligué a concentrarme en el presente. Me ayudaron a ponerme el hermoso vestido que estaba sobre la cama: una suave túnica plateada que brillaba tenuemente bajo la luz de la mañana. Mientras sus manos se movían a mi alrededor, ajustando cintas y alisando la tela, alcancé a verme en el espejo. Por un breve segundo, recordé mis días como Luna— cuando todo era más sencillo, cuando no tenía que luchar por cada respiro de paz.
Ahora tengo