216. UNA APUESTA ARRIESGADA
NARRADORA
—Ellas pueden crear una pequeña corriente que nos arrastre. ¡Rápido, Carl, despliega la vela mayor! Intentaré ver si me funciona el sistema automático. Asegura todo para ser remolcados.
Nathan le ordenaba eufórico, tocando botones aquí y allá, intentando reactivar lo que quedaba funcional del Alondra.
No era mucho, pero al menos una ayudita, porque solo dos hombres era muy difícil hacerlo todo.
—¡Cachorra, siéntate ahí y ponte ese salvavidas como te enseñé una vez! ¡Corre, Scarlett, y asegúrate de la correa! —Nathan le pidió con prisas.
Para variar, la pelirroja esta vez obedeció sin rechistar; entendía el apremio del momento.
Como estaba previsto, la manada numerosa de casi treinta cachalotes hembras y sus crías pasó muy cerca del Alondra, algunas incluso sumergiéndose por debajo.
El empuje de sus enormes colas batiendo el agua y el movimiento de sus colosales cuerpos bajo la superficie comenzaron a crear una pequeña corriente marina, pero suficiente como para arrastr