C229-LA ÚNICA A LA QUE LE PERTENEZCO.

Una semana después de haber llegado herido, Drakos ya estaba completamente recuperado. No lo decía, pero Ashley lo había notado: se movía con soltura, sin rastro de dolor. Aun así, él seguía haciendo como si necesitara más descanso, solo para tenerla cerca.

Ese día ella estaba en la cocina junto a Naya, intentando no arruinar unos platos dragonianos que olían raro, pero sabían mejor de lo que parecían. Ambas estaban concentradas en una masa espesa que chispeaba con un toque dorado cuando Isolda entró.

—El rey la espera en la entrada —dijo la joven sirvienta.

Ashley parpadeó, confundida

—¿Yo?

—Sí, señora —respondió Isolda, conteniendo una sonrisa.

—¿Pero… salió de la cama? ¡Aish, ese dragón es imposible! —exclamó, dejando la mezcla de golpe.

Naya e Isolda soltaron una carcajada mientras Ashley se limpiaba las manos y salía apresurada. Cruzó los pasillos sin entender nada, pero al llegar a la entrada principal se detuvo en seco.

Ahí estaba.

De espal