–¿Qué me pongo? ¿Qué me pongo? – La pregunta sale de sus labios con desesperación, mientras Amara recorre la habitación como un torbellino. Sus ojos se detienen en cada prenda, pero ninguna parece suficiente. – Tengo que lograr que él sienta los mismos celos terribles que yo. Que sufra, aunque sea un poco – Su tono es más bajo ahora, casi un susurro para sí misma, como si las palabras fueran un hechizo que la empujara a la acción.
Amara se detiene frente al espejo, observándose, como si buscara la respuesta en su reflejo. Una idea aparece en su mente, y la sonrisa que se dibuja en su rostro es oscura, cargada de una satisfacción que la hace sentir poderosa.
–Ya sé lo que haré– Habla en voz baja, como una revelación, mientras toma su celular con firmeza. Marca el número de Jazmín
El teléfono suena solo un par de veces antes de que la voz de Jazmín se haga presente, vibrante y llena de energía. –¡Hola, amiga! No me digas que vas a cancelar esta noche, porque si lo haces, me enojo, ¿eh