C56-¡MÁTENLOS!
El hombre apretó a Lily contra su cuerpo, pero la pistola temblaba en la sien de la niña, sudaba, con los ojos abiertos por el miedo y su voz salió estrangulada.
—Dé- déjenme salir… —balbuceó—. Si la dejo ir, nadie sale herido, lo prometo… Yo no quiero morir.
Grayson lo miró, midiendo la distancia, el ángulo, el tiempo. Y disparar tenía un riesgo extremo: una bala descontrolada, un pequeño movimiento y la niña pagaría. Así que bajó lentamente el arma, buscando otra salida. Angelo lo imitó con un gesto casi imperceptible y ambos estaban listos para ordenar lo mismo a sus hombres.
Cuando Lily, asustada pero decidida, apretó algo en el puño a pesar de lastimarse: era un pedazo de vidrio que había arrancado de una lámpara antes. Era una niña, pero en ese instante, hizo algo que nadie esperaba: sobrevivir.
Y con una decisión que sonó más a instinto que a razón, clavó el vidrio en el muslo del hombre con todas sus fuerzas.
—¡Ahhh! —gritó él, apartando la pistola una fracción