C14-TU NUEVA MADRE.

Adler se quedó inmóvil, mirándola, acostada en la cama, con la vulnerabilidad reflejada en los ojos y la voz aún temblando por el miedo. Por dentro, el deseo lo atravesaba como un golpe seco, porque lo que más quería era quedarse, quería hundirse en ella y borrar de su memoria todo lo que había vivido antes.

Pero sabía que no podía hacerlo.

No solo porque le había dado su palabra, sino porque cualquier acercamiento en ese momento sería aprovecharse de una herida abierta y él no iba a ser como los hombres que la habían marcado, no iba a convertirse en uno de ellos.

Avanzó hacia la cama y se sentó en el borde y tragó con fuerza, luchando contra el impulso de tocarla, de tomar su rostro entre las manos y besarla hasta perder la cordura, en ese momento su interior era un infierno, pero su voz salió fría, contenida, como siempre.

—Nunca rompo mis reglas, Anna —dijo, mirándola fijo—. Y no voy a empezar contigo esta noche.

Las palabras fueron como un jarro de agua helada