Por fortuna, Alexander fue rápido y logro esquivarla; haciendo que la botella se estrellara contra la pared a sus espaldas.
—¿Qué demonios crees que hacer? —trato de entender.
—¿A ti que te parece? Solo trato de defenderme, así que déjame salir de aquí o te juro que destruiré todo este lugar y sabes que soy perfectamente capaz de hacerlo —le advirtió, más que furiosa.
—No te atrevas —intento detenerla.
—Entonces déjame salir de aquí —deseo negociar.
—No puedo —admitió.
—¿Cuándo entenderás que todo lo que existía entre tu y yo está terminado? Como tu bien dijiste, yo estoy en tu pasado y ahí es donde debes dejarme, solo déjame en paz. Eso es lo mejor para todos —deseo que entendiera, que aceptara lo que decía.
—¿Lo mejor dices?, ¿acaso fue lo mejor el abandonarme como lo hiciste? Me dejaste sin explicación alguna y solo me enviaste los papeles de divorcio, creo que merecía al menos una explicación de tu parte, ¿no lo crees? —le acuso con dolor por todo lo sucedido.
—Olvídalo de una