¿Eh? Luciana alzó la vista al fin y vio a Alejandro rodeado, con una copa distinta en cada brindis.
—Hmp… —Rosa se giró con expresión algo envidiosa—. Es muy obvio que el señor Guzmán hace esto por ti.
Luciana se sorprendió.
—¿Por mí? ¿Por qué dices eso?
—Pues, ¿no es obvio? —respondió Rosa, con un ligero matiz de envidia—. Él es el presidente de Grupo Guzmán, y aun así se está dejando llevar por un montón de recién graduados… ¡solo para quedar bien frente a ti!
Había algo de razón en eso, lo cual inquietaba un poco a Luciana. Ella no quería que Alejandro se esforzara de esa manera; al contrario, le incomodaba.
—Oye, quédate aquí sentada un rato —sugirió Rosa—. Yo voy por algo de comer.
—No, mejor voy yo…
—¡Ni lo pienses! ¿No ves tu estado? Con ese vientre, debes tener cuidado.
Rosa partió al buffet antes de que Luciana pudiera objetar más. La reunión ofrecía comida libre, karaoke e incluso mesas de billar. Pocos minutos después, Rosa regresó con un par de platillos.
—Gracias —dijo Luc