—Me los quité cuando me acosté… no me puse otros nuevos.
Antes de que terminara la frase, Alejandro posó una mano fría sobre su frente caliente, provocándole un leve cosquilleo que le hizo entrecerrar los ojos de alivio. Él percibió ese gesto y sintió como si algo le encendiera el pecho. Tragó saliva y habló con más suavidad:
—El doctor ya está aquí. Déjame que te examine, ¿sí?
Se volvió hacia el médico y dijo con firmeza:
—Adelante, por favor.
—Claro, señor Guzmán —respondió el doctor, acercándose para tomar los signos vitales de Luciana. Tras auscultarla un momento, dio su veredicto—. Es un resfriado común, pero la fiebre no es muy alta. Como está embarazada, conviene evitar medicamentos fuertes.
Sacó una botella de alcohol del botiquín y la mostró a Alejandro.
—Podemos aplicar compresas frías y usar alcohol para bajar la temperatura, sobre todo en puntos como las axilas, el cuello y detrás de las rodillas. También podrían colocar una bolsa de hielo en la frente y otra en las axilas.