Pero… ¿cómo llevarlo al hospital?
No estaban en Muonio. Ingresar a un hospital en un país extranjero no era tan sencillo, especialmente como turistas con visas temporales.
Luciana sabía que sería complicado, incluso para Ricardo, gestionar algo así en su estado.
Pensó y pensó, buscando alternativas, hasta que finalmente una idea cruzó por su mente.
Con el teléfono en la mano y mordiéndose el labio, dudó por unos segundos.
Finalmente, respiró hondo y marcó un número.
—¿Luciana? —Respondió Alejandro al primer timbrazo, como si hubiera estado esperando esa llamada.
—Soy yo —dijo ella, y fue directo al punto, sin tiempo para rodeos—. Ricardo está enfermo. Tiene vómitos, diarrea y fiebre alta. Necesita ser hospitalizado, pero yo no puedo resolverlo sola.
La implicación era clara: necesitaba la ayuda de Alejandro.
Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea.
Alejandro entrecerró los ojos, su mente trabajando a toda velocidad. Había pasado la noche entera junto a su teléfono, debatié