Capítulo 1093
Pasaron el día entero en la playa; Alba terminó rendida y Alejandro la llevó dormida en brazos.

—Señor Guzmán, déjemela a mí —pidió Elena. Tomó a la niña sin que esta se inmutara y desapareció pasillo adentro.

Quedó un silencio repentino.

—¿Estás cansada? —preguntó Alejandro a Luciana.

—Todavía aguanto —respondió ella, sonriendo. No eran ni las ocho; para un adulto la noche apenas comenzaba… y estaban de vacaciones.

—Entonces… —alzando una ceja—. ¿Salimos otra vez?

—¿Ahora? —Luciana dudó.

—Claro. Alba está acompañada y no va a despertarse antes del amanecer.

—Pero…

—Sin peros —le tomó la mano y tiró suavemente de ella.

Salieron y subieron a un descapotable. Alejandro recogió el toldo: el viento tibio les acariciaba el rostro.

Luciana apoyó el codo en la puerta; el cabello corto se le echó hacia atrás, dejando el rostro limpio y luminoso bajo la luna.

—¿Vamos a la orilla? —murmuró él, la voz más grave.

Esa noche había un cóctel junto al mar; a lo lejos se veía la gente congregada, tan a
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