Lily dudó largamente, pero sabía que permitir que Diego descansara en paz era lo que debía hacer. No podía dejar que su muerte fuera en vano.
— Lucía, la muerte de Diego ya nos ha costado demasiado, hemos sufrido mucho —dijo Lily, quien parecía haber envejecido de repente, con algunas canas nuevas en su cabello—. Te pido disculpas por las cosas horribles que te dije durante el funeral. No estaba pensando con claridad. Ahora estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para encontrar al culpable de la muerte de Diego.
— Tía —respondió Lucía—. Todo eso ya quedó atrás, no guardo rencor. Hay que seguir adelante con nuestras vidas y mirar hacia el futuro en lugar de quedarnos atrapados en el pasado. Sobre las prácticas de Adriana, encontraré una solución. Aunque no pueda trabajar en el Grupo Rodríguez, no quedará en mala posición.
Para ellas, esta noticia no podía ser mejor. Los contactos de Lucía eran mucho más amplios que los suyos, y seguramente no saldrían perdiendo.
— Te agradezco much