— Por supuesto que sí. Algunas personas nacen para volverse malas. La muerte de Diego fue terrible, asesinado por su propia sobrina, y sin ninguna explicación.
— ¿Y qué dice la policía? ¿Acaso con su muerte todo quedará así nada más?
— Murió en vano, simplemente lo enterrarán y asunto olvidado.
— Es realmente injusto. Una vida humana, y Lucía se queda con todos los beneficios.
Estos comentarios hicieron que Ana pusiera mala cara:
— Hablan de manera muy ofensiva. Son parientes después de todo, ¡qué chismosos!
Rara vez interactuaban con estos familiares, apenas los saludaban por cortesía. Miró a Lucía y dijo:
— Lucía, no escuches sus tonterías. Presentamos nuestros respetos y nos vamos.
No quería causar problemas; de no ser porque Lucía insistió en venir, ella tampoco habría asistido.
A Lucía no parecía importarle; ya estaba acostumbrada a que la criticaran a sus espaldas.
Algunos parientes eran peor que los vecinos.
No había venido solo para presentar sus respetos, sino para encontrar