Al bajar, Lucía vio a los periodistas entrevistando en la entrada.
Frente a todas las cámaras, Lily y los demás lloraban contando su "sufrimiento".
Adriana, con los ojos hinchados de llorar, decía a la cámara: —Muchas gracias por su preocupación. ¡Con ustedes aquí, seguro que se hará justicia!
—¿Qué justicia? —interrumpió Lucía con frialdad, acercándose. Detestaba su teatro—. ¿Creen que con llorar frente al público me van a intimidar y manipular?
Todos voltearon a verla mientras se acercaba sin temor.
Lily reaccionó inmediatamente, llorando histéricamente mientras señalaba a Lucía: —¡Lucía, no tienes corazón! ¡Soy tu tía y eres tan insensible que no te importa lo que nos vaya a pasar! Desde pequeña te tratamos como una princesa, nunca te faltó nada, ¡¿cómo puedes tratarnos así?!
—Lucía —dijo Adriana mirándola—. ¿Has recapacitado? Si nos reconoces a mi madre y a mí, olvidaremos todo. Entre familia todo se puede resolver.
Los periodistas, al ver a Lucía, se acercaron con sus micrófonos: