Capítulo 55 —Socios, solo eso
Narrador:
Massimo entró en la habitación y la vio de inmediato.
Nadia estaba sentada en el balcón, con la mirada fija en la pradera que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Su postura era rígida, sus pies sobre el asiento y manos abrazaban sus rodillas, pero sus dedos estaban entrelazados con fuerza, como si intentara contener algo dentro de sí.
Cerró la puerta con suavidad y avanzó hasta quedar detrás de ella.
—Aquí estabas —murmuró. Ella no se movió, no le dedicó ni una mirada. Massimo exhaló y apoyó una mano en el respaldo de la sillón. —Traté de alcanzarte, pero no pude.
Nadia soltó una risa seca, sin una pizca de humor.
—No hacía falta que lo hicieras.
Massimo ignoró su tono helado y continuó.
—Creí que estarías empacando tu bolso para volver.
Finalmente, ella se giró hacia él, sus ojos fríos y calculadores.
—No.
Massimo sintió que su pecho se comprimía al ver esa expresión en su rostro.
—¿No?
—No. —Se acomodó en la silla y bajó las piernas co