Capítulo 44 —Timidez y curiosidad
Narrador:
Massimo la desató con cuidado, sus dedos firmes pero suaves sobre la piel de sus muñecas.
Nadia sintió un escalofrío recorrerle la espalda, una mezcla de agotamiento y algo más profundo que no lograba nombrar. Sin decir una palabra, él la cargó en brazos y la llevó al baño.
—Massimo… —murmuró, demasiado aturdida para resistirse.
Él no respondió. Solo la sostuvo con firmeza y la llevó hasta la ducha. El agua cayó sobre ellos en una lluvia tibia, relajando sus músculos y lavando los rastros de todo lo que había ocurrido momentos antes.
Massimo la observó en silencio, con una expresión imposible de descifrar.
Sus manos se deslizaron con calma por su piel mojada, acariciándola con un cuidado que la desconcertó. No había urgencia en su toque. No había fuego ni deseo descontrolado. Solo ternura. Un nudo se formó en la garganta de Nadia. Demasiada intimidad, demasiado todo. Massimo levantó su rostro con una mano y la besó. Diferente a todos los bes