Capítulo 43 —Eso fue solo el comienzo
Narrador:
El aire entre ellos era pesado.
Nadia aún estaba acostada, con la respiración entrecortada, el cuerpo destrozado por lo que acababa de experimentar. Cuatro. Y con los de la cena, eran ocho orgasmos, sin tocarla donde más lo necesitaba. Sin penetrarla, sin siquiera desnudarla del todo. Y lo peor de todo… Lo había disfrutado.
Massimo seguía sobre ella, su pecho subiendo y bajando con fuerza, su mirada clavada en la de ella, oscura, peligrosa. Silencio. Eso era lo único entre ellos. El sonido de sus respiraciones. El latido desbocado de sus corazones. Massimo deslizó los dedos lentamente por su cintura, como si no quisiera soltarla todavía.
Como si él tampoco supiera qué carajo acababa de pasar. Nadia tragó saliva.
—Esto no es normal —susurró sin pensarlo.
Massimo esbozó una sonrisa ladeada, sus dedos aún atrapados en su piel.
—No. No lo es.
No lo fue, no lo será. Ella giró la cabeza y cerró los ojos con fuerza. Su cuerpo aún vibraba.
Massi