CAPÍTULO 29

«Te dije que aquí iba a estar bien. Mira, está abriendo los ojos». La voz de Raksha era más suave de lo normal en su cabeza.

—¡Rhiannon, nena! —Aidan palmeó su rostro con suavidad y la muchacha abrió los ojos para encontrarse con un cielo oscuro, sin estrellas, pero al penos podía ver las copas de los árboles.

—¿Qué pasó? —preguntó intentando incorporarse y se dio cuenta de que ella y Aidan estaban sentados en una manta sobre la hierba, en un lugar verde y bastante silencioso.

—Te desmayaste —respondió Aidan con preocupación—. Dice Raksha que se te saturó el cerebro con tanto ruido y tanta gente.

Rhiannon asintió llevándose una mano a la frente.

—Sí, supongo que le mareé un poco. Lo lamento, la verdad vengo de un tiempo un poco más…

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