Cassandra fue dada de alta del hospital cuatro horas después con órdenes estrictas: reposo absoluto, monitoreo de presión arterial cada seis horas, y cero estrés adicional. La última era imposible considerando lo que les esperaba en casa.

El equipo forense de policía todavía estaba en jardín cuando llegaron al amanecer, fotografiando el "dispositivo" que había causado evacuación de emergencia. El comandante de escuadra antibombas esperaba en entrada con expresión que mezclaba irritación profesional y algo más oscuro.

—No era bomba —anunció cuando Sebastián y Cassandra se acercaron—. Era caja de cartón con temporizador de cocina y cables falsos. Algo que compras en tienda de disfraces.

—¿Señuelo? —preguntó Cassandra, procesando implicación.

—Exactamente. Y funcionó perfectamente. —Señaló hacia casa—. Mientras todos corrían afuera en pánico, alguien entró por puerta trasera. Sistema de seguridad fue desactivado durante ventana de cuarenta y siete segundos.