Capítulo 40: Bajo el agua, solo tú y yo.
El silencio reinaba en la mansión cuando Elías llegó regreso. La mañana cubría Madrid con un frío abrumador, pero él apenas lo notaba. Se desplazó hacia su habitación con una marcha lenta, como un depredador agotado. Sus nudillos, su camisa, e incluso su cuello, aún mostraban manchas secas de sangre. La adrenalina había disminuido, pero su cuerpo permanecía tenso y alerta. Tenía la información necesaria… pero al mismo tiempo, un alma cansada.
Abrió la puerta sin causar ruido, y lo primero que observó fue a Carolina, profundamente dormida en la cama. Su cabello desordenado y su rostro tranquilo eran visibles. Una pierna desnuda sobresalía entre las sábanas, como un atractivo involuntario. Elías la contempló por un momento. Un destello de alivio iluminó sus ojos fatigados. Ella estaba a salvo. Ella seguía con vida y eso era lo único que le importaba.
Se dirigió al baño sin encender las luces. Abrió la ducha, permitiendo que el agua fluyera con fuerza. El vapor rápidamente llenó el espac