Aún no podía creerme que estuviese allí. Era una puta locura, estar allí, en casa de su madre, observándola con detenimiento, mientras la mujer me asesinaba con la mirada, y ella hablaba animadamente con una chica sobre sus sueños después de acabar la carrera, quería convertirse en una abogada social, para ayudar a sus familias a reunirse. Me encantaba verla hablar sobre ello, y creo que en aquel momento la miré con tanta intensidad que ella se dio cuenta, me miró sin comprender, con una enorme sonrisa en el rostro, haciéndome sonreír como un idiota.