Emma
— Astracán textil, buenos días —respondo desde donde estoy con Theo aún frente a mí.
— Emma, cariño.
— Buenos días, señora Hamilton —Theo niega con la cabeza al escuchar a su madre.
— ¿Puedes pasarme con mi hijo, cariño?
Arqueo una ceja en su dirección y vuelve a negar.
— Señora Hamilton —hablo tranquila —. Mis disculpas, pero el señor Hamilton está en una reunión —muerdo mi labio mientras lo observo.
— Es imposible hablar con él —al menos para ella —, por favor, dile que me llame.
— Por supuesto —sonreí —, espero que tenga un lindo día.
Cuelgo el teléfono y volteo a verlo algo molesta, no me gusta lo que hace, no es lindo.
— Ya sé, quiere que la llame —mueve la mano —. Por cierto, la razón de venir a hablar contigo es porque McCan se jubilará y quiero que tomes la vicepresidencia.
— ¿Cómo? —parpadeo.
— Estas totalmente capacitada para el puesto y no confío en nadie más que en ti —abro mi boca.
— ¿Es en serio? —mis ojos se llenan de lágrimas.
— Claro ¿Crees que bromearía con algo