Theo
Mis ojos fueron a Emma, para ver si había observado aquel arrebato, pero ella no registró ninguna mirada. Si había algo que me encanta de esta mujer, es que se arregla para sí misma, no va por ahí prestando atención a las personas que la rodean.
Lo demás pasó tan rápido, que ya me encontraba en mi oficina planeando una forma de invitarla a almorzar para charlar y conocernos más, o no sé, simplemente quería acercarme a ella y ver que podía pasar.
— Adelante — el golpe en la puerta me vuelve a la realidad.
— Señor Hamilton, perdón, pero…
Mis ojos van a Merly, la chica que Emma dijo que sería la adecuada para el puesto, se veía muy nerviosa, sus manos se apretaban y no entendía la causa, apenas hablamos.
— ¿Qué pasa? —fruncí el ceño esperando que hable.
— Un señor… Nicolás Fournier, llegó…
Lo único que salen de sus labios son balbuceos con pequeños monosílabos que aumentan o disminuyen según pasa el tiempo.
Pero sabía de quien hablaba, el padre de Oliver estaba aquí.
— Pero…
Maldici