Theo
Emma abrió la boca, probablemente para contradecirlo, pero mi madre, asintió con aprobación antes de que pudiera hablar.
— Es verdad, Theo, la vida puede volverse predecible cuando no hay un elemento sorpresa —sonrió con astucia —. Otro nieto mantendría las cosas frescas y emocionantes, me darían más amor, ustedes se unirían más, tal vez hasta se casarían —Oliver aplaudió.
— Casamiento, es importante —habló y miró a mi madre —, una casa nueva.
— Por supuesto, hay que empezar de nuevo.
Emma puso los ojos en blanco, la observé pensativo porque no esperaba eso, sobre todo porque estaba mi madre.
— ¿Emocionantes? —preguntó, levantando una ceja —. ¿No sería más agotador? Los bebés lloran, no duermen en toda la noche y requieren toda tu atención, sin contar las otras cosas que hacen, como popo, vómitos…
Oliver agitó la mano, como si el cansancio no fuera más que un pequeño detalle.
— Claro, pero piensa en todo lo demás —se giró hacia su madre con una sonrisa astuta —. Un hermanito o he