Sophia recorría las animadas calles de la ciudad en su scooter, con una pila de sus borradores cuidadosamente atada a una bolsa en la parte trasera. Aquel día, había decidido dar un paso importante: postularse para un puesto en el departamento de diseño de la prestigiosa empresa Reeder Corp. Los años pasados en Milán habían agudizado su talento, y aunque estaba nerviosa, sabía que ese trabajo podría marcar un giro en su vida y en la de sus hijos.
El sol brillaba alto en el cielo, cegador en ocasiones, y el bullicio del tráfico hacía que conducir fuera más complicado de lo habitual. Absorbida en sus pensamientos, Sophia no escuchó el sonido de un coche que se aproximaba en una intersección. En un abrir y cerrar de ojos, todo se trastornó.
El scooter golpeó el guardabarros de un coche negro brillante con un ruido sordo, lanzando a Sophia ligeramente hacia un lado. Afortunadamente, sólo sufrió un golpe menor y se reincorporó rápidamente, aunque su bolsa de borradores, mal asegurada, se a