Un giro inesperado (1era. Parte)
Unos días después
New York
Robert
Desenterrar el pasado de alguien no es tan simple como abrir una puerta. Requiere paciencia, precisión… y sangre fría. No basta con buscar pistas al azar. Hay que seguir huellas silenciosas, conectar cabos sueltos, mirar donde otros no se atreven. Pero, sobre todo, hay que estar preparado para lo peor.
Porque cuando alguien oculta algo, rara vez es un error inocente. No se trata de un tropiezo pasajero, sino de una parte oscura, corrosiva, que esa persona ha hecho todo lo posible por enterrar. Y si lo escondió tan bien, es porque sabe que, si sale a la luz, lo destruye todo.
Ahí está lo complicado del asunto: decidir si vas a seguir escarbando sabiendo que podrías lastimar a quienes amas… o detenerte antes de cruzar esa línea. Pero a veces no hay elección. A veces hay que ser el cabrón que lo desentierra todo, aunque duela, aunque arrastre consecuencias.
Desenterrar el pasado de Ralph no era un capricho, era una prioridad. Proteger a mi familia lo exi