Hablando de esto, se rió un poco: —Era mejor antes, cuando los conseguía y luego los dejaba, sin tener que preocuparme por si serían infieles.
—Mientras terminara las relaciones rápidamente, la infidelidad nunca podría alcanzarme.
Fabiola miraba a Patricia con una sonrisa, pero sus ojos estaban vacíos.
Sí.
El amor era realmente agotador, requería dedicación y esfuerzo para perdurar.
—¿Y tú? —preguntó Patricia, mirando a Fabiola.
Fabiola mantenía la sonrisa en su rostro, pero su mirada se desviaba: —¿Recuerdas que una vez te dije que tenía miedo?
Patricia parpadeó.
—El esposo es un asesino, y la esposa solo se entera cuando la policía toca a su puerta…
Patricia se enderezó: —¿Quieres decir que…
Fabiola sonrió ligeramente y negó con la cabeza: —No, solo que mi cien por ciento de confianza en él, ha comenzado a agrietarse.
—¿Qué sucedió exactamente?
Fabiola negó con la cabeza, mirando el reloj: —Aún no estoy segura, esperemos un poco más…
Solo faltaban dos horas y la verdad sería revelada