Aunque traté de persuadir a Aedus para que viniera con nosotros a la boda de Holden, él se negó rotundamente a intervenir en la vida que ahora lleva en otro país. Maxwell no tuvo más opción porque le exigí hacerme compañía, pero sabía que no me dejaría viajar sola, menos cuando puede existir la posibilidad de que nuestros enemigos decidan atacar a mi mellizo en el día más feliz de su vida.
El viaje fue largo, y por más que traté de descansar un poco, no pude hacerlo. No he dejado de pensar en Tanner ni un solo segundo. Jamás me había sentido tan nerviosa y ansiosa como ahora.
Le entregué la ubicación a uno de los guardaespaldas y nos llevó hasta un conjunto de edificios que no tenían buena pinta, pero tampoco se veía tan malo para vivir. Pasaban desapercibidos en medio de calles poco concurridas y un sector común y corriente, justo lo que él deseaba.
—Vaya, teniendo tanto dinero bajo el colchón, no puedo creer que nuestro hermanito esté viviendo en una pocilga.
—No se ve tan malo como parece —fue lo que dije, viendo a las personas pasar por la calle—. ¿En qué apartamento vive?
—En el último piso, la primera puerta después de salir del ascensor —indicó el hombre de seguridad y subí la mirada.
—Eso quiere decir que la esposa de Holden vive en el siguiente apartamento —Max sonrió—. Cómo no se iba a enamorar, si la tenía bien cerca, eh.
—¿Qué sabes de ella? —inquirí.
—Es profesora de historia del arte en la misma universidad en la que Holden está trabajando. No hay nada interesante en ella, a decir verdad. Aunque no voy a negar que es una mujer muy hermosa. Hol tiene muy buen gusto.
—¿No encontraste nada más?
—Si quieres saber que la chica lleva una doble vida a escondidas de nuestro hermanito, pues no. Lo único turbio y con un pasado lleno de sangre, es su esposo.
Sonreí, jugando con el dije que colgaba de mi cuello. Quisiera llamarle y decirle que estoy a un paso suyo, pero debo mantener mi distancia de Tanner. No es conveniente de que nos acerquemos a ellos por más que lo deseemos.
—¿Qué hay de Tanner?
—Está trabajando para una compañía de comunicaciones —hizo silencio y lo miré de soslayo—. Y parece que tiene novia, que es la mejor amiga de la esposa de Holden.
—Ya veo.
Volví la vista a la puerta del apartamento y contuve el suspiro que quería escapar de mis labios. No puedo permitirme flaquear por más que sienta incomodidad y dolor en el pecho al saber que su corazón ya tiene quien lo cuide. Solo puedo desearle felicidad, puesto que a mi lado nunca lo será.
Maxwell y yo nos mantuvimos en silencio por largo rato, vigilando a la distancia el edificio en el que vive Holden y Tanner.
Cuando la tarde llegó, el auto de Holden apareció en sentido contrario de la calle. Entró al conjunto residencial y parqueó en su lugar.
Una sonrisa se dibujó en mis labios tan pronto vi a mi mellizo después de tanto tiempo. Se veía muy guapo y sonreía de forma natural. Parece no importarle vivir en un lugar como este, ni mucho menos llevar una vida tranquila como profesor. Se ve feliz con su nuevo estilo de vida y su esposa, lo que es suficiente para mí.
Le dio vuelta a su auto y abrió la puerta del copiloto, esbozando una sonrisa mucho más grande y brillante al ayudarle a bajar a una mujer muy hermosa. La besó y la abrazó por la cintura, despertando algo de envidia en mi interior.
La rubia era preciosa, esbelta y con un cuerpo de infarto. Pero más allá de la apariencia física de la mujer, me intrigó la forma en que miraba a mi hermano y se aferraba a su cuerpo con firmeza y seguridad. Sus ojos estaban todo el tiempo sobre los de él, viéndolo con una sonrisa tierna en los labios sin dejar de abrazarlo y besarlo.
Sus miradas reflejaban el amor que sentía el uno por el otro, mientras a su alrededor parecía no existir nadie más que ellos. Se veían tan felices y enamorados.
—¡¿Van a ayudar o piensan quedarse todo el tiempo besándose?! —exclamó una fémina, bajando de la parte trasera del auto de Holden—. ¡No hacen más que darse besos y caricias todo el tiempo!
—Si tienes tantas ganas de que te den besos y abrazos, para eso estoy yo, preciosa.
Esa voz, esa sonrisa, esa mirada... Aunque Tanner no me estaba hablando ni mirando a mí, sentí como mi piel se erizaba y mi corazón reaccionaba a él. Pero pronto sentí que la emoción se transformó en furia y grandes celos al verlo abrazar a alguien más y darle un suave en la mejilla mientras sostenía a la castaña por la cintura.
¿Por qué me duele tanto verlo con alguien más? ¿Por qué diablos me molesta que haya encontrado a una linda mujer?
No debería molestarme, ni mucho menos debería sentir celos y rabia porque él estaba en todo su derecho de ser feliz y de encontrar un amor que sí pudiera estar a su lado y le brindara todo lo que yo no puedo darle, pero es que él sigue estando presente en el centro de mi pecho.
De nada ha servido mantenerme a raya de él, si mi corazón sigue latiendo y viviendo por él.
—Al menos ellos encontraron su felicidad —dijo Max, viendo interactuar a las dos parejas—. Bueno, tú todavía tienes esperanza.
—¿Esperanza de qué?
—Para amar, ser feliz, casarte, tener hijos. ¡Qué sé yo! —se encogió de hombros y reí.
—No nos digamos mentiras, Max, el amor no fue diseñado para nosotros. Además —sonreí ladeado—, eso sería tener una debilidad. Y para acabar con la m****a italiana no necesitamos tener ningún punto de quiebre, ¿o sí?
—Tienes razón, pero a veces mi cuerpo necesita calentarse con la suavidad y humedad de una linda fémina.
—Eso no es amor, Maxwell. Es sexo sin ataduras.
—El sexo libera tensión. Deberías ponerlo en práctica.
Solté una carcajada, recostando la cabeza de su hombro e ignorando el dolor que sentía en mi corazón y tragándome las lágrimas que pugnaban por salir de mis ojos.
Un nuevo silencio nos rodeó mientras veía a las dos parejas entrar al edificio entre bromas y risas. Ellos son muy felices sin nosotros. No nos necesitan en lo absoluto, siquiera deben extrañarnos y es mejor así, si lo único que traeríamos a sus nuevas vidas es angustia, odio y sangre.
Maxwell me abrazó con fuerza, dejando un suave beso en mi frente, de alguna manera dándome aliento al percibir mi nostalgia. Dos de las personas más importantes de mi vida están viviendo lo que un día soñaron y son felices pese a que se alejaron de mí.
¿Cómo hubiera sido mi vida si hubiese aceptado venir con ellos?A veces me hago la misma pregunta, pero en busca de respuestas, no hay una que me diga a ciencia cierta lo que hubiese pasado si le hubiera tomado la palabra a Holden y a Tanner cuando me dijeron que fuera con ellos a vivir nuevos sueños lejos de casa y del mundo que nos vio nacer.No tengo ni la menor idea de lo que sería de mí, si fuese feliz como ellos, si mi relación con Tanner hubiese tenido forma o, por lo contrario, nos hubiésemos dado cuenta de que no existía nada entre nosotros. Nunca lo sabré, porque escogí un camino donde el amor y la felicidad no tiene ni la más mínima oportunidad de salir ganador.Elegí cumplir con mi venganza, hacerle pagar a aquellos que asesinaron a sangre fría a mis padres. En este mundo, la felicidad y el amor son sentimientos inservibles, que lo único que hacen es estorbar y entorpecer mis planes.Holden es mi hermano y él más que nadie merecía ser feliz y vivir esa vida que tanto soñó
Me encontré con Maxwell en la noche, en el momento que los novios se encontraban en un restaurante cenando en familia.Se encontraba Tanner, la madre de Greta y su amiga. No era que fuera la gran cosa, sino que me hacía sentir amargura el hecho de que no nos tomara en cuenta en lo absoluto. Me hubiera gustado saber por la propia boca de mi hermano que estaba enamorado y se casaría, así no nos invitara a compartir su día especial con él.—¿Dónde estuviste todo el día?—Investigando, buscando información y asegurándome de que la mierda italiana no esté pisando nuestros talones.—¿Qué encontraste? —indagué, viendo desde lejos lo feliz que se veía la nueva familia de Holden.—No hay nada de lo que debamos preocuparnos —lo oí suspirar y giré el rostro hacia él—. Hol es feliz.—Lo es —concordé—. Se lo merece, después de todo, era lo que tanto quería.—¿No lo vamos a felicitar? —dijo con un dejo de diversión y negué.—No, lo mejor que podemos hacer es cuidarlo desde las sombras.Bufó y reí,
No sé qué es peor, si ver de lejos a mi mellizo casarse o ver al hombre que más he amado de la mano de otra mujer. He querido mantenerme fuerte, pero entre más recuerdo la cercanía que tuve anoche con él y después verlo amoroso con su novia, más miserable me siento.Solté un suspiro al ver a Holden. Su sonrisa deja entrever su felicidad y lo nervioso que está. El hecho de que no nos haya invitado a su matrimonio lo puedo perdonar, pues entiendo que en su nueva vida quiere estar lo más lejos posible de nosotros y de todos los riesgos que ser un Walsh conlleva.—¿Te aseguraste de la seguridad, Harry? —pregunté.—Sí, señora. Todos los guardias están en sus lugares.—Mantente alerta, no sé por qué tengo el presentimiento de que los Barone están más cerca de lo que creemos.Asintió, observando cada persona que entraba a la iglesia con suspicacia.Vi a Tanner hablando con Holden en la entrada de la iglesia y Maxwell soltó uno de sus comentarios sátiros y poco graciosos sobre nuestro hermano
Nunca quise que nada de esto pasar, pero Holden sabía el riesgo que corría en el instante que se reveló en Irlanda. Sabía que nuestros enemigos estaban al acecho y que no perderían oportunidad alguna para atacarnos en nuestro punto de quiebre. Informé a Aedus en un escueto mensaje y me dijo que tan pronto se supiera algo de Holden y estuviera en condiciones, lo lleváramos de vuelta a casa. Tenía la cabeza hecha un desastre, pensando en mi hermano y en toda esta situación, y no ayudaba en lo absoluto el incesante llanto de su esposa y sus constantes preguntas.Debía mantenerme frívola y a raya, pero pensar que algo malo podía pasarle a uno de los míos, no me permitía tener calma alguna. Ni siquiera tuve noción cuando dejé escapar unas cuantas lágrimas y maldije sin cesar esta vida de mierda. En cuanto vi llegar a Tanner con la madre de Greta mi corazón sintió calma. Al parecer nadie más que Holden había salido herido.Mi hermano solo quería ser feliz y estar lo más lejos posible de e
Aunque Holden estaba reacio a ir a Irlanda, terminó por aceptar de mala gana. Sabía que no había lugar más seguro para ellos en el mundo que la isla, además de que así podría tener mejor recuperación luego del ataque. Mis hermanos y yo hemos hecho hasta lo indecible para encontrar a esos malditos italianos que se atrevieron a tocar a uno de los nuestros una vez más, pero son demasiado escurridizos. Siempre han sabido sortearnos de manera efectiva y audaz. Este juego del gato y el ratón ya me está fastidiando.Miré la pantalla de mi computador y maldije en voz alta en cuanto perdí la señal y en la pantalla salió "Error". Por más que intente infiltrarme en su red, no he podido. Su sistema de seguridad es demasiado bueno, y al segundo filtro, me expulsa de inmediato como si me tratara de un virus. —Cuando los encuentre no habrá nadie que los proteja, cabrones de mierda —murmuré de malhumor, cerrando de golpe la laptop. Me recosté en mi silla, tratando de pensar en una mejor opción
No abrí los ojos ni emití palabra alguna, pues su perfume se filtró en mi interior y aceleró aún más los latidos de mi corazón.—¿Qué sucede? —me giró hacia él y abrí los ojos, viéndolo con fijeza—. ¿Puedo saber por qué estás de malhumor?—Eso no te importa —me zafé de su agarre y puse el collar en su pecho—. Esto ya no debe estar bajo mi poder. Te lo entrego, para que cuando te vayas, no tengas el pensamiento de que seguiré tus pasos. No me importa dónde estés y lo que pase con tu vida.Recibió el collar sin apartar su mirada de la mía. Podía ver en sus ojos claros un millar de emociones y contradicciones.—¿Es así como te deshaces de lo que te molesta en la vida? Dime, ¿alguna vez significó algo para ti? —inquirió.—¿Acaso debía tener algún significado? —ataqué de vuelta, esbozando una sonrisa ladeada—. Me diste el collar por si algo sucedía, ¿no? Pues sucedió y no pude salvarle el culo a mi hermano, pero después de esto, cuando regrese a casa, me mantendré lejos de su vida. Holden
Tanner—¿Pudiste hablar con Blair? —inquirió Jana y resoplé, bebiéndome de golpe el trago que acababa de servir—. No quiero que piense que entre tú y yo existe algo, lo que menos quiero es causarles problemas. Reí, rellenando el vaso una vez más. —Antes ya teníamos problemas, así que no te sientas mal por nuestras constantes discusiones y malas miradas. —Es que siento que le caigo muy mal. Cada vez que me mira siento frpio por todo el cuerpo. Tiene una mirada muy intimidante. —Eso es pura pantalla —le resté importancia—. No le prestes atención, ella está loca. Soltó una risita, sentándose a mi lado. es curiosa la amistad que ha surgido entre nosotros. Aunque al principio intentamos tener algo, lo cierto es que no pudimos y lo dejamos por la paz. Ahora nos llevamos muy bien, nos aconsejamos cuando es necesario y estamos ahí para apoyar el otro. Con Jana me siento en calma, quizá porque trasmite ternura y bondad. —No me dijiste si hablaste con ella y limaron las asperezas —inqu
Enredó su mano en mi camisa y me empujó con la furia y el deseo latiendo en su mirada, por lo que mordí mis labios ocultando la sonrisa que patinaba en mi rostro.Me gusta y me enciende a más no poder cada vez que discutimos, pero debía confesar que dejarla sin palabras me generaba gran satisfacción y despertaba esos deseos locos de besarla hasta gastar sus labios.Subimos al yate en completo silencio y mi mente se llenó de recuerdos del pasado. Recordé cuando navegamos Blair, Holden y yo hasta que fuimos un punto diminuto y muerto en medio de la inmensidad del mar. Ese momento quizá fue el más natural y corriente que tuvimos antes de que la muerte del Sr. Walsh llegara y arrasara con todo a su paso.Allí me enamoré más de ella si era posible, tal vez se debía a la preciosidad que mostraba su mirada al perderse en el horizonte, luciendo tranquila y riendo por las bromas que salían sin parar de mis labios. Quizás fue la forma en que nuestras miradas hicieron una sublime conexión cuando