29.
Agarro su mano cuando llegamos a la casa. Ella esta con la mirada baja. Siento el impulso de regresar, pero la Líder ya debe estar avisada de mi llegada.
Subo los escalones del porche y no la suelto hasta que ella llega al ultimo y la puerta se abre. La líder la escanea con la mirada, le sonrío y ella suspira.
—Esta en su habitación, más te vale explicarle bien, lo asustaste, Marcus.
—Lo siento...
—Te perdono cuando él deje de sentirse culpable por usar su voz de mando. Muévete.
Agarro su mano de nuevo y la jalo para que ella se decida a entrar. Apenas pasamos la puerta ella hace una reverencia algo exagerada y yo la imito. Deje de hacerlo y ahora me costara tomar el habito.
—Ya terminen de pasar— murmura cuando cierra la puerta— si la subes a ella te arranco la cabeza, Marcus.
Yo aguanto las ganas de reírme. No por faltar el respeto, es solo que mi compañera no sabe disimular una broma de la verdad. Aprovecho que ella sigue mirando el suelo y con la mirada le hago señas a Líder