30.

—¿A dónde vas?

—Quiero ayudar, ella es la Líder— él acaricia mi mejilla.

—Tú no sabes cocinar, siéntate con el enano, yo la ayudo.

—¡Estoy grande! — gruñe y yo me alejo de él. —Ven niña bonita.

Él se sienta en el mueble grande como si fuera un adulto. Admito que no me gustan los niños, odio estar cerca de ellos y sé que está mal, pero simplemente me recuerdan todo lo que pase. Respiro profundo y me siento a su lado.

— ¿Por qué no me respondes? — miro sin entender al niño — te estoy hablando por enlace mental...

—¡Ya esta lista la comida! — dice Marcus desde la cocina y él sale corriendo hacia allá.

Miro el suelo. Estar aquí es fácil porque no está el Alfa, pero ya me quiero ir.

—¿Tines hambre, cerecita?

Niego y él se arrodilla en frente de mí. Colocar su mano en mi mejilla y cierro los ojos.

—Lo estás haciendo muy bien, te amo. Pronto nos vamos.

—¡No! — escucho que gruñe el niño y abro los ojos. —Prometiste quedarte para jugar.

A pesar de ser un niño tan pequeño habla demasiado bie
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