Capítulo 4.

Rowan <Capítulo extra, parte II>

-Terminé mis asuntos aquí, ahora pon marcha hacia la manada de Gustav. - Dijo Alfa Frederick horas más tarde.

Literalmente creo que no se tardó más de cinco minutos en el territorio del Alfa Alan.

-Uh... si, Alfa Frederick. ¿El cachorro es de esa manada?

-Lo es. ¿Lo alimentaste mientras me esperabas?

-Le di una hamburguesa. Se la comió pero sigue sin querer hablar.

No sabía si el cachorro no podía hablar por alguna cuestión fisiológica o si el pobre había visto demasiado para su impresionable mente.

Estos últimos minutos había tratado de que me dijera su nombre, pero el cachorro solo me miraba fijamente mientras masticaba.

-Bueno, no es nuestra misión hacer que el cachorro hable. Solo tenemos que llevarlo a casa. Después de eso tú y yo debemos volver al campamento.

¿Volver?

Ciertamente no me oponía a regresar, pero si para este momento ya habían encontrado a los lobos muertos, era seguro que habría seguridad reforzada como mínimo.

O que los hubieran cambiado de ubicación. M****a.

-¿Sacaremos al resto de los cachorros?

-Si. También a las lobas.

Cinco minutos después, Alfa Frederick se encontraba fuera de combate y roncaba quedamente en el asiento del copiloto.

Yo suspiré. La distracción de todo lo que estaba sucediendo era bienvenida. Sin embargo, en los momentos más inesperados, pensaba en una loba doctora.

Tenía que olvidarme de ella. Y lo haría, de algun modo... solo que quizá no en un momento cercano.

-Entonces... ¿Debo seguir llamándote "cachorro"? - Dije intentando despejar mi mente.

Me sentía incómodo con el crudo silencio. Miré por el espejo retrovisor y vi que el cachoro solo se encogía de hombros. Joder.

-De acuerdo, pequeño. Puedes dormir mientras conduzco hasta tu hogar. Llegaremos en un par de horas.

El cachorro asintió pero siguió mirando hacia el frente durante todo el camino. ¿De dónde habría sacado ese chocolate?

Horas más tarde, cuando mi mente por fin estaba despejada y tranquila, llegamos a la manada del Alfa Gustav.

-Alfa. ¿De verdad que no cree necesario pedir apoyo y refuerzos? Ese lugar está bien custodiado, tuvimos suerte de que solamente fueran tres lobos los que estuvieran en las cercanías del cachorro. Además, seguramente ya han encontrado los cuerpos y habrán reforzado la seguridad.

-No te preocupes por eso. Si llegásemos a necesitar ayuda, los refuerzos ahí estarán. Nuestra Gran Madre no nos abandonará de ningún modo, así que si solamente vamos nosotros es porque no necesitamos a nadie más.

No quería contradecirlo, de verdad que no... pero yo no era un lobo invencible como claramente fue demostrado hace un par de meses con el Alfa Alan. Me preocupaba que nuestro plan terminara fatal, aún así y en contra de todo lo que creía decidí confiar en el Alfa Frederick.

Que Nuestra Gran Madre se apiade de nuestras almas.

Estacioné el vehículo un poco alejado de la entrada principal y Alfa Frederick se ofreció a ser el portador de buenas noticias, así que el cachorro y yo esperaríamos en otro tenso silencio a que fuera anunciada nuestra llegada.

Bajé junto con el Alfa para abrir el maletero y sacar un abrigo más grande para el cachorro; el Norte no era una broma en cuanto al frío.

-Quédate aquí y mantente alerta. Cuida del cachorro. - Dijo en tono extraño comenzando a caminar.

-¿Qué sucede? - Pregunté tensándome inmediatamente.

-Usa tu nariz, cachorro.

Inhalé profundo y luego maldije. Había estado pensando en otras cosas, así que no había notado el olor de la sangre fresca.

Y era bastante sangre fresca.

-¿Quiere que vaya con usted?

Ni siquiera giró a verme. No sabía si no me había escuchado o simplemente me ignoró, así que me resigné a esperar alerta dentro del auto.

Quince largos minutos después el Alfa regresó junto con un lobo cubierto de sangre. Bajé del auto y me preparé para lo peor; al menos hasta que reconocí al lobo

-Joder, ¿Edson? ¿Estás bien?

-Rowan. - Dijo con voz hueca y yo me tensé. - El cachorro, ¿Dónde está?

-¿Qué ha pasado? ¿Debo pedir refuerzos?

-No será necesario. - Dijo el Alfa Frederick yendo hacia el auto y abriendo la puerta del cachorro - No quedan lobos en la manada.

-¿Qué? - Pregunté confundido. - ¿Qué m****a está pasando?

Edson me miró y el viento comenzó a soplar en mi dirección. Debajo de toda la sangre que lo cubria había otro aroma que me hizo maldecir.

Alfa.

Luego me hizo volver a maldecir el hecho de fijarme realmente en el cachorro y ver algo que no había visto antes,

-Es... es como una réplica en pequeño de ti mismo. - Murmuré.

-Lo sospechaba. - Dijo Edson con un suspiro cansado.

¿Cuándo tuvo al niño? o mejor aún, ¿Cuándo el niño se convirtió en un mini Alfa? Nada de esto tenía sentido.

Edson me ignoró y caminó hasta el cachorro que había bajado del auto, luego se arrodilló delante de él.

-Hola. Mi nombre es Edson y soy tu hermano. ¿Quisieras conocer a mamá?- Dijo con voz suave.

El cachorro lo miró y asintió una sola vez. Entonces Edson lo tomó en brazos y los cuatro caminamos en silencio hasta la manada.

El pequeño ni siquiera parpadeó al ver la gran cantidad de cuerpos sobre el suelo o ante Edson, para el caso. Me preocupaba un poco su salud mental.

El tipo se internó en un edificio y tanto el Alfa Frederick como yo lo esperamos afuera. Para cuando regresó nos preguntó sobre nuestros planes.

-Volveremos a los territorios del Centro. Rescatamos a... tu hermano - Dije frunciendo el ceño. - pero aun quedan un montón de cachorros, lobos y lobas allá.

-¿Planean rescatarlos a todos? - Dijo sin emoción en la voz.

-Si.

-Bien. Vamos.

Y solo así el tipo se apuntó a nuestra misión. Fueron las cuatro horas más largas que conduje jamás.

-Carajo. - DIjo Edson rompiendo el silencio por fin.

-¿Qué? - Pregunté mirando anuestro alrededor mientras disminuía la velocidad.

-El resto de la manada... de mi nueva manada, está cerca.

Bueno, entonces nuestra teoría de que Gustav enviaba a varios miembros hasta aquí no estaba muy errada.

Me estacioné a un par de kilómetros del lugar y bajamos del auto. No habíamos hablado en el camino sobre qué haríamos; Edson ni siquiera preguntó al respecto.

-Este es el plan. - Dijo Alfa Frederick. - Hay cuatro torres de vigilancia en el perímetro cercado. Cuando ataquemos al primero, quizá tengamos oportunidad de entrar sin ser dectectados.

-Énfasis en "Quizá". - Dije restregando mi manos sobre mi cara.

-Si. En todo caso, yo trataré de atraer a la mayor cantidad posible de guardias para que ustedes se encarguen del resto. - Dijo el lobo mayor.

-¿Armas? - Preguntó Edson.

-Es un campamento principalmente basado en el castigo corporal y en el sometimiento, no vimos armas más allá de algunos látigos. - Dije y quise gruñir.

-¿Cómo atacaremos la torre de la que hablan?

-¿Alguna vez has incendiado un edificio, querido Edson? - Preguntó el Alfa con burla.

Me estaba perdiendo un chiste privado aquí, ya que Edson puso una sonrisa sarcástica en su rostro.

Encendimos una pequeña fogata que atraería mucho la atención, pero solo la necesitábamos temporalmente para incendiar una de las torres de vigilancia.

Alfa Ferederick se ofreció a convertirse en lobo y llevar la antorcha en su boca hasta el lugar para comenzar el incendio.

-El lobo...

-Tiene sus propias ideas. - Dije con un suspiro.

Observamos cómo el Alfa no se contentó con comenzar un incendio en la torre sino que comenzó a hacer dibujos en el pasto colindante. ¿Era eso un...?

-Un pene. Vaya, es un buen artista. - Dijo divertido Edson y yo suspiré.

Poco después un montón de guardias comenzó a perseguirlo y él los guió hacia el bosque. Nosotros nos colocamos detrás del grupo y entramos por la puerta que dejaron abierta. No eran muy listos.

-¿Ahora qué? - Murmuró Edson.

-Ahora buscamos a los adultos y les quitamos las ganas de seguir maltratando a los débiles. - Dije en tono serio.

-Me gusta cómo piensas.

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