75• Él es mi hogar.
Cuando Richard se derrumbó contra mí, lo abracé con toda la fuerza que tuve. Sentí cómo su cuerpo temblaba, cómo su respiración se quebraba sobre mi hombro, y pensé en lo doloroso que había sido para él crecer sin sus padres… y haberlos perdido de una forma tan desgarradora. Alguien le había arrebatado su hogar, su seguridad, su infancia. Y ahora estaba ahí, rompiéndose en mis brazos como si todavía tuviera siete años y el mundo se hubiera vuelto contra él sin explicación alguna.
Lo estreché más, pegándolo a mi pecho, deseando poder envolverlo entera, como si eso lograra reconstruir las partes que la vida le había arrancado. Quería que sintiera que estaba ahí, que no iba a irme a ninguna parte. Que cada pedazo que le dolía podía sostenerse en mí.
Durante un largo rato no dijimos nada. Solo se escuchaban sus sollozos apagándose poco a poco, hundidos en mi cuello. Hasta que sentí cómo su cuerpo comenzaba a separarse del mío, lentamente, como si todavía dudara de poder hacerlo sin volver