51• Solo nosotros tres.
Guardó silencio. Pude imaginarlo apretando la mandíbula, igual que hacía cuando algo no le gustaba.
—Tienes razón —dijo finalmente, en un tono más bajo—. No lo sé. Pero sé cómo mira ese tipo, Nora. Y sé que no hace nada sin un propósito. Solo… ten cuidado, ¿de acuerdo?
—Lo tendré —murmuré.
—Prométemelo.
—Lo prometo.
Su voz cambió entonces, bajó el tono, casi como si no pudiera evitarlo.
—No me gusta pensar en ti… viviendo con él.
Mi corazón dio un pequeño salto.
—Rupert…
—Olvídalo —interrumpió rápido—. Fue un comentario estúpido. Solo quería asegurarme de que estabas bien.
Sonreí apenas.
—Lo estoy. Gracias por preocuparte.
—Siempre lo haré —dijo con sinceridad—. Buenas noches, Nora.
—Buenas noches, Rupert.
Cuando colgué, el silencio volvió a llenar la habitación. Me quedé mirando la pantalla unos segundos más, como si esperara que volviera a llamar. No lo hizo. Dejé el móvil en la mesita, suspiré y me tumbé sobre la cama. Por alguna razón, ahora me costaba más trabajo convencerme de q