Estaba ya entrando a mi cuarto mes de gestación, y mi vientre pues ahora esta abultado. Le enviamos fotografía a la doctora Romanov y dijo que era normal, ya que son trillizos. Lo único malo de esto es que ellos iban a nacer cuando tuviera ocho meses, no puedo llegar a término porque el riesgo sería muy elevado para ellos y para mí.
Frunzo los labios frente al espejo, no me agrada mucho como me queda el vestido, ya que se ajusta en mi pancita que es cubierta por manos grandes y luego siento el calor de Viktor en mi espalda, suspiro ante el perfume que lo envuelve.
—Te ves… preciosa —culmina besando mi cuello y deslizando su mano por mi vientre.
—Creo que me veo gorda —susurró dejando caer mi cabeza en sus hombros, Viktor sonríe en mi cuello y su barba me pica, pero me gusta esa sensación.
—Solo estas embarazada, malyshka —me dijo antes de separarse de mí.
Suspire y me deje llevar por este fuera de la pequeña casa de playa que habia rentado Viktor en Costa Rica. Nuestro último destino