—No —le dijo sonriendo y abrió los ojos — solo estoy descansando. Tu mami está agotada. ¿Terminaste la tarea? —Lucas asintió y le mostró el cuaderno. —
Muy bien mi cielo, todo está bien. —le dio un beso en la mejilla. Daniela se sentó y le pidió a Lucas que sentara a su lado.
—Mi cielo, hay algo de lo que tenemos que hablar.
Lucas frunció el ceño, se sentó y le dijo.
—Hoy me porté bien en la escuela, ¿La maestra Mercedes le dijo algo a mi abuela?
—No, la maestra no le dijo nada a tu abuela. ¿Por qué piensas que te voy a sermonear?
—Porque cuando me dices que me siente a tu lado y pones ese gesto, me sermoneas.
—¿Qué gesto?
—Ese gesto que tienes ahorita.
Daniela sonrió y le dijo.
—No me había dado cuenta de que tengo un gesto especial para sermonear.
—Sí, tú tienes varios. Cuando estás enojada, cuando estás triste, cuando estás feliz, cuando estás pensando mucho y me Ujumeas, sé que no me estás escuchando…
—¿Ujumeas? ¿Qué es eso?
—Es lo que me respondes cuando estás muy pensativa y no