—¿Ya desayunaste? ¿Quieres que te prepare algo de rapidez? —Perla sabía que Marina no había vuelto anoche. Ya que son adultas, lo de tener una relación y esas cosas no era algo que le molestara, todos lo entendían.
—Eh... yo... ya comí. —Marina se rio, nerviosa, no sabía cómo decirlo. Tampoco se atrevía a contárselo a su hermana.
—¿Vas a salir? —Perla notó que Marina no llevaba la misma ropa que ayer.
—Así es. —Marina asintió.
—Entonces yo me voy al estudio. —Perla subió las escaleras.
Cuando vio que su hermana desaparecía, Marina suspiró aliviada. Salió rápido de la casa y se subió al auto de Ricardo.
Apenas subió al auto, no tuvo tiempo de ponerse el cinturón y le pidió que arrancara. Se sentía como si estuviera robando algo, con miedo de que la atraparan.
Perla llegó al estudio, pero poco después salió. Desde la ventana del tercer piso, vio a Marina subirse a un carro.
Lamentablemente, no vio cómo era el novio de Marina.
Después de que el coche se alejó, Ricardo y Marina estaban en