—Todavía no he hablado con mi familia sobre nuestro matrimonio. Pero mis papás ya conocieron a Marina y les cayó muy bien —respondió Ricardo sinceramente. No mencionó que había sido Marina la que le pidió mantener el matrimonio en secreto.Era su esposa, y claro, él tenía que protegerla. No podía echarla a botes con sus hermanos.Temiendo que Álvaro siguiera buscando excusas para molestarlo, Ricardo sacó el acuerdo matrimonial que había preparado y lo puso sobre la mesa frente a William.—Este es el compromiso y la garantía que le hago a Marina. Si después del matrimonio hago algo que la lastime, todos mis bienes pasarán a su nombre, y me iré con las manos vacías. El documento ya lo legalizó mi abogado hoy, y entra en vigor de inmediato —dijo Ricardo en tono serio.William lo tomó y lo revisó. El contenido era tal como él decía. En ese momento, su impresión sobre Ricardo era bastante buena.Marina reprimió una sonrisa, llena de amor, y miró a Ricardo con orgullo y ternura.¡Su esposo e
En el piso de arriba, Andi abrió la puerta con cuidado, y miró hacia abajo con un ojo, husmeando que era lo que pasaba.—¡Es el señor Ricardo, tal como pensaba! —dijo Andi.—¿De qué están hablando? El tío Álvaro parece que se va a parar en la cabeza. ¿Qué le están preguntando al tío Ricardo?—No lo sé —respondió Orión con la misma voz bajita.Andi retiró el ojo y giró la cabeza para acercar la oreja y escuchar mejor.—¿Casarse por lo civil y firmar un contrato? ¿Qué será eso?Orion lo miró como si fuera un tonto. ¡Todos los días decía que quería encontrarle un novio a mamá, y ahora resulta que no sabe eso!Aunque, en realidad tampoco era culpa de Andi. Las telenovelas que veía solo hablaban de amor, peleas y reconciliaciones, pero nunca explicaban bien la parte legal.Con paciencia, Orión le explicó:—Casarse por lo civil significa que la pareja va a una oficina y obtiene un certificado que los reconoce como esposos ante la ley.—Ooohhh... okey.Andi retiró la oreja y asintió, mostrand
Andi estaba tirado junto a la puerta entreabierta, moviendo el trasero de un lado a otro de lo inquieto que estaba. Hace un rato había vuelto a mirar y vio que los adultos iban al comedor. Cerró la puerta y se dejó caer al piso junto a su hermano.—Si él ya se casó con la tía, ¿eso quiere decir que ahora sí podemos ir a visitar al señor César? El tío Ricardo y el señor César se llevan súper bien, son panas. ¡Y mami y la tía son uña y mugre, son el dúo perfecto! —dijo Andi emocionado, ya diciendo “tío” como si nada.Orión no dijo nada, solo lo miró como si estuviera diciendo algo común.César muy probablemente era su verdadero papá. Andi lo había visto un montón de veces y ni se imaginaba que ahí había algo raro.Orión empezó a sospechar desde que vieron al abuelo Balan en el hospital. Estos días había estado buscando información por internet. Seguro su mamá y César se conocían desde antes.Claro, eso todavía era solo una teoría. Le faltaban pruebas para acusarlo.Apenas acabó la cena,
¿Cómo pudo olvidarse de eso?Rápido levantó la mano y juró:—Pero tranquila, Ricardo me lo prometió, no va a contar nada. Él me prometió que por su madrecita no iba a decir nada, además le dije que si hablaba, me desaparecía otra vez, para que aprenda.Álvaro chasqueó la lengua, sin creerse ni media palabra.—Las palabras de los hombres son puro cuento. ¿Eres tan boba que te tragaste todo? ¡Si hasta se casaron!—¿Y tú por qué le tienes tanta tirria? ¿Es porque él ya está con alguien y tú no? ¿Estás celoso? —Marina respondió con un ataque directo, bien enojada.—¿¡Celoso yo!? Por favor, ¿crees que no puedo conseguir novia cuando me dé la gana?—¡Pues búscate una entonces! Eres un solterón insoportable, ¡ja, ja, ja!—¡Marina, suficiente! —Perla la cortó en seco, levantando la voz.De pronto le empezó a latir la cabeza del coraje.—No pasa nada, ya era hora —William se acercó a calmarla.—Ricardo va a volver, y no pueden andar escondiendo a Orión y Andi cada vez que comemos.—Sí, sí. De a
—Toc, toc.Perla soltó el celular y se levantó a abrir la puerta.—¿William, qué haces?Cuando lo vio, se hizo a un lado para que pasara.—Hoy en el velorio, César se comportó muy raro —no dijo por qué había ido, y Perla tampoco preguntó nada.—No solo estaba con mala cara, también se quedaba viendo hacia la nada. ¿Te molestó en algo? —Después de despedirse de Ricardo, se fue a su cuarto y, de pronto, recordó ese detalle, así que vino a ver cómo estaba.Perla miró hacia abajo y suspiró.—Él cree que tú y yo estamos saliendo… y que tenemos un hijo.Ya que su hermano vino directo a preguntar, no quiso ocultarle nada.William apretó la mandíbula, serio.¡César quería volver a meterse con Perla!Estaba segurísimo. Entre hombres, uno se huele esas cosas.—¿Y tú qué piensas? —le preguntó. La verdad, no quería que su hermana otra vez se metiera en un problemón por un tipo. Jugar un poquito con César, va... pero nada más.Perla lo miró.—Hermano, hazme un fa. Déjalo que siga creyendo lo que qu
¡Él salió de casa tan temprano... seguro fue a ver a esa mujer!César lo tenía clarísimo. Ya iba a decirle a Rajiv que siguiera el carro, cuando por el espejo vio que Perla salía de la casa.César bajó del carro de una vez y fue corriendo hacia ella, agachándose un poco frente a ella.—Perla, me porté como un acosador. Pero, por favor, no cambies tu número, ¿vale?Le había costado un mundo volver a hablar con ella… no quería perderla otra vez.¡Ni una más!—Desde ahora voy a tratar de no mandarte tantos mensajes ni llamarte, ¿sí? Dímelo tú.Ese hombre alto pero cabizbajo se le puso enfrente, bloqueándole el paso, como si no la fuera a dejar avanzar hasta que dijera algo.Perla no entendía qué le pasaba ahora. ¿No se había ido a dormir a su casa anoche? ¿Había pasado la noche en el carro?Le cambió la cara al ver que su ropa estaba toda arrugada y que olía a pólvora, como si hubiera estado cerca de unos petardos.¿Todavía tenía puesta la ropa del velorio de ayer?—No voy a decir nada. M
Después de tanto joder, César acabó subiendo al carro.No es que Perla tuviera ganas de llevarlo… es que ya no tenía tiempo. Por suerte, el edificio del Grupo Financiero Runpex quedaba de paso rumbo al evento de arte, así que no tenía que desviarse.El carro se detuvo frente al edificio. Perla desbloqueó la puerta y fue directa:—Bájate, por amor a Dios.—¿No quieres ir conmigo un ratito? Yo…Iba a decirle que en su oficina todavía quedaban cosas que ella había dejado antes.—¿Puedes dejar de hacerla larga? ¡Me va a coger la tarde! —lo cortó, sin esconder su impaciencia.—Ya… ya entendí. Entonces me bajo —César parecía un niño regañado. Justo cuando salía del carro, murmuró:—Muchas gracias.Cerró la puerta, pero se quedó ahí parado, en la banqueta, mirando fijo el carro de Perla, como esperando a que se fuera para poder moverse.Perla lo vio por el retrovisor, suspiró y aceleró. El carro se alejó dejando atrás una nube de humo.Mientras manejaba, bajó la ventana para sacar el olor que
Alguien siguió la charla:—Mi hija es igual, solo quiere estar con su mamá. Si no llevo comida que les guste o juguetes cuando regreso, ni me pelan. Dicen que las hijas son como un abrigo calentito para el papá… ¡pues la mía parece un chaleco de plomo y solo se la pasa con la mamá!El tema cambió rápido, los que tenían hijos se emocionaron y comenzaron a hablar. Los que no, se pusieron a charlar de otras cosas. Perla no dijo nada, solo se fue a su zona de exposición y empezó a trabajar.De alguna forma, el tema volvió a girar alrededor de César.—Yo me quedé hasta el final del velorio ayer. Vi que un lugar estaba vacío. ¿No se decía que Teresa era su esposa? ¿Por qué no apareció? Se supone que era la nuera la que debía estar ahí.—Pues por lo de siempre. Dicen que nunca la aceptaron en la familia Balan, que sigue siendo solo su novia.—¿Pero no se decía que era la novia de la universidad del presidente de Runpex? Si ya conoció a los papás, ¿cómo no nadie se ha enterado aun?—Ah, eso tú