Pov. Dominic
Desde que Valentina me dejo... “he vivido con una tristeza encima”, algo se rompió dentro de mí. No puedo concebir la idea de no estar cerca de ella… de no veerla, de no tocarla, de no disfrutar de su sonrisa ni de esos ojos que se iluminaban cuando me miraban. De sus besos. Sé que tarde o temprano esto pasaría, pero creí que tendría más tiempo.
Lo peor es que no sé cómo acercarme sin que note su indiferencia, su rabia, su impotencia que rereflejan sus ojos cuaqando me ve. Sé que tengo que tomar cartas en el asunto. No iba a pasar toda la vida con esta doble vida: teniéndola en casa, como si fuésemos perfectos extraños, y viéndola en el club, amandonos sin poder decirle quién soy. Solo que me da miedo. Miedo a que no me entienda, a que lo que callé pese más que mis razones. Me aterra perderla para siempre.
He tratado de acercarme poco a poco. Le pregunto por su barriga, intento tener detalles, sin parecer ansioso ni encimoso.
Voy salíendo para el trabajo y la veo en la