El aire de la tarde era fresco, acariciaba suavemente las hojas de los árboles trayendo consigo el susurro distante del mar. La temperatura, agradable y templada, ofrecía un respiro tras el calor del día. En la mansión Moretti, los preparativos para la celebración del embarazo de Isabella continuaban a toda marcha. Los sonidos de los trabajadores montando carpas y luces colgantes se mezclaban con la melodía lejana de un violín afinándose, prometiendo una velada mágica.
En el interior de la mansión, Francesco e Isabella, quienes esa misma tarde tras recibir la llamada de Roger, cambiaron de opinión y decidieron ir a la mansión Moretti. Ambos se encontraban en la habitación, la luz dorada del atardecer se filtraba a través de las cortinas, bañando la estancia en un cálido resplandor. Francesco, con una expresión serena pero protectora, mimaba a Isabella con pequeños detalles. Le había llevado un ramo de flores frescas y ahora le acariciaba el cabello mientras leía en voz alta un libro s