Enterraba mis dedos sobre la húmeda arena mientras las olas del mar se deshacían en mis pies y disfrutaba del sonido del mar.
Había pasado dos meses desde que huí del colapso que estaba siendo mi vida para poder meditar que haría al volver .
Mi teléfono lo encendía de vez en cuando durante la noche encontrándome con miles de llamadas perdidas de Helen, Zoe y Alexander.
No me apetecía hablar con ninguno durante todo este tiempo, no me sentía preparada.
Necesitaba más tiempo para seguir pensando que debía hacer y si será lo correcto. Acariciaba mi pequeño vientre mientras sonreía al ver lo mucho que había crecido este tiempo.
Aunque no era tan grande, era notorio que estaba embarazada y que dentro de mí crecía un pequeño ser que llenaría mi vida de felicidad.
Sabía que estaba siendo egoísta al no permitirle a Alexander vivir toda esta etapa conmigo y eso era algo lo cual me carcomía de culpa.
—Llevas mucho tiempo allí mi niña —Me giro encontrándome a papá el cual me sonríe —. Tú madre me