Mundo ficciónIniciar sesiónEres Mi Refugio
Helena entró en la habitación con suavidad, apenas haciendo ruido al cruzar el umbral. La luz tenue de la tarde se colaba por las cortinas, dando una atmósfera cálida a la habitación. Alexander estaba recostado en la cama, su rostro marcado por el cansancio. Aunque estaba dormido, su expresión denotaba la fatiga de un hombre que había estado luchando contra algo mucho más allá de lo físico. Luisa le había comentado sobre las náuseas que lo agotaban y Helena no pudo evitar sentir un leve tirón de preocupación en su pecho.
Con una sonrisa suave, se acercó a la cama, apoyando su mano en su estómago como si hablara con el bebé dentro de ella.
- Vamos, cariño. - murmuró, con la voz suave y cargada de ternura - Dale a tu papá un respiro. Está agotado.
Miró a Alexander por un mo







