Hacerme saber que él está para mí y se adelanta a todo, como siempre quise que fuera. Nicolás abre la puerta y lo abrazo.
—Gracias, gracias, gracias por lo que has hecho por mí —le digo a él.
—De nada hermosa... pero específicamente ¿qué? —lo escucho confundido.
—Ya tu amigo llegó y dijo que está pago todo, que tú mismo lo cubriste —me separo de él y veo su rostro, aún más confundido.
—Pero ni siquiera lo he llamado —me responde y me incómodo.
¿No fue él? ¿Entonces fue papá? Mejor voy a seguir hablando con aquel hombre y a disculparme por haberlo interrumpido, escucho que Nicolás me pide que me espere, pero no le hago caso y vuelvo a recepción.
—Discúlpeme, es que esa noticia me ha aliviado un poco y creo que le agradecí a la persona equivocada —le digo al señor.
—No sé preocupe —me da media sonrisa.
—¿Puedo saber quién ha sido tan generoso conmigo? —le pregunto.
—Él se ha querido mantener en anónimo, no quiere el crédito, solo su comodidad.
—Por favor —junto mis manos—, necesito agra