HEIB
El complejo turístico donde se esperaban los viajeros en verano era un lugar a varios kilómetros del pueblo, era una zona humana y el dueño era un hombre joven, mi frenética carrera llegó a su fin pronto, llegué al complejo bien vestido pero con mi placa
—Señor, en este momento necesito que me informe las cabañas que están ocupadas, cuántas personas están allí de inmediato — el joven reconoce mi autoridad y de inmediato pasa al lado por su computadora, tecleo un poco y me dijo
—La cabaña 3 esta ocupada por una pareja de ancianos de cansas, la 8 está ocupada por un caballero y su amiga, la trajo hace un rato pasada de copas — no escuché nada más, las serpientes podían inyectar suero paralizante a sus víctimas y poder hacer lo que quieran con ellas, me apresure para llegar a la puerta de la cabaña, no pensé solo deje que la ira actuará, patee la puerta y la escena que presencié hizo que la sangre estuviera en ebullición, este asqueroso hombre tenía su pene en la mano frotándol