C253: Todo acabará ahora.
Reinhardt y los hombres de Zaid, todos quedaron pasmados. Nadie se movió por una cuestión de segundos, nadie podía creer lo que veían.
Finalmente, algunos de los hombres de Zaid reaccionaron y se lanzaron sobre la chica intentando detener la masacre. Uno de ellos logró sujetarla por la cintura y la arrancó de la espalda de su jefe moribundo. Jordan pataleaba, chillaba, sacudiéndose como una fiera.
—¡Suéltame! ¡Suéltame, voy a matarlo! —gritaba, aferrada aún al puñal cubierto de sangre.
Zaid se quedó mirando su pecho, luego dirigió la mirada hacia Jordan, para luego caer al piso y empezar a agonizar.
Y fue entonces cuando Reinhardt, viendo que todos los ojos estaban puestos en Zaid, aprovechó. Le arrebató el arma a uno de los hombres paralizados y comenzó a disparar sin compasión. El eco de los tiros reventó en la sala como una sinfonía infernal. Uno por uno, los enemigos caían entre gritos y sangre. Reinhardt disparaba como un poseído, moviéndose a pesar del dolor, a pesar de las heri