Jordan no se echó para atrás. No bajó la mirada. Su voz, aunque rota por momentos, resonó decidido entre ellos.
—Reinhardt... —lo llamó, suavemente, aunque por dentro sentía que se desgarraba—. Entiendo que estés enojado, pero no voy a aceptar que digas que mis sentimientos son una farsa. No voy a aceptar que creas que yo planeé todo esto. Ni siquiera me tenía tanta fe. ¿De verdad crees que yo estaría tan confiada de que tú te fijarías en mí? Tienes a tantas mujeres hermosas desfilando a tu alrededor... ¿De verdad crees que yo pensaba que... que con esta ropa de campesino, con este corte mal hecho... ¿De verdad crees que yo pensaba que destacaría para ti?
Se llevó una mano temblorosa al pelo, casi con desprecio hacia sí misma.
—Tan solo mira a Simone. Mírala. Es hermosa. Luego, mírame a mí, Reinhardt. Comparada con ella, yo no tengo absolutamente nada que llame tu atención. ¿De verdad crees que yo daba por hecho que tú me elegirías? ¿Que mi supuesto "plan" funcionaría a la perfección?